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Teatro de Bubierca

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Es cada vez más frecuente escuchar a familiares y amigos comentar que han hecho un viaje relámpago de fin de semana a Madrid para ir al teatro.

Si se vive en el valle del alto Jalón o alguno de los otros valles próximos a la ciudad de Calatayud, es muy sencillo dejar el coche aparcado en la estación del AVE el sábado por la mañana, viajar a Madrid, ver algún espectáculo, pernoctar en aquella ciudad y regresar tranquilamente el domingo.

Si a ello añadimos que en la actualidad los espectáculos con mayor atractivo son los musicales que gustan tanto a grandes como a chicos, es un plan de fin de semana perfecto para un viaje en familia.

Hubo un tiempo, ya olvidado, en el que no eran los espectadores los que acudían a las grandes ciudades, sino los artistas los que acudían a los pequeños núcleos de población.

La época más gloriosa fue el primer tercio del siglo XX, aunque en Calatayud ya en la segunda mitad del 19 existía algún teatro con una extensa programación.

Me centraré, sin embargo, en relatar como la cultura, en forma de actuaciones teatrales o musicales, llegaba a núcleos de población en los que hoy sería absolutamente impensable hacerla llegar de forma regular.

Había dos maneras de llevarlo a cabo: mediante la contratación de grupos teatrales o musicales que giraban por los pueblos de la comarca, o mediante la preparación de espectáculos en los que participaban directamente los habitantes de cada pueblo.

No hacía falta ser un pueblo demasiado grande para recibir artistas provenientes de la capital; entiéndase como capital Calatayud o Zaragoza.

Un ejemplo de ello fue el teatro de Bubierca, del que hoy solo se tiene la sospecha de que estaba ubicado en lo que fue la plaza del pueblo antiguamente, en concreto en el salón de lo que muchos recordarán como parte del bar del Francisquillo. Su propietario, Jorge Franco Sisón, dueño también de la posada, traía actores y músicos en programación regular.

Así, leemos en el Heraldo de Aragón del 10 de noviembre de 1915 lo siguiente

El día 30 del pasado mes debutó en el coliseo de este pueblo la compañía cómico dramática que dirige el primer actor señor Sayos, y para dar una idea de la brillante campaña que ha realizado, baste decir que se hubo de colocar el cartelito con el aviso de «No hay entradas», lo mismo en las funciones de abono que en las extraordinarias.

Excuso decir que tanto el empresario como los artistas pusieron de su parte todos los medios necesarios pare que los llenos fueran completos, representando en primer lugar obras de tanto mérito como Traidor, Inconfeso y mártir, Don Juan Tenorio, Honra y vida, Los miserables y otras varias; y en segundo lugar tuvimos que admirar las grandes reformas que se han hecho en el bonito y elegante coliseo, respecto al alumbrado y al decorado, resultando un conjunto admirable y mereciendo por toda clase de elogios el empresario D, Jorge Franco, ya que también supo coordinar los escasos elementos de belleza de que se disponen en un pueblo para que resultara brillantísimo el aspecto que ofrecía la sala estas pasadas noches.

Según nos dice el mismo empresario, está en trato con otra compañía cómica pare que actúe en las próximas Navidades. Le deseo tenga tan buen éxito y tantos llenos como en esta corta temporada.

El teatro de Jorge Franco Sisón no fue flor de un día. Dieciséis años y pico después seguía funcionando, tal como demuestra la siguiente noticia aparecida en el Heraldo de Aragón del 16 de enero de 1932:

Hace breves días tuvimos el honor de tener entre nosotros a la notable artista y profesora de música doña Adela Serrate, que en compañía de otras bellas artistas que componen su compañía, quisieron ofrecer personalmente su arte admirable a este pueblo, que supo corresponderles acogiéndolas con gran simpatía.

La citada compañía actuó en ésta durante tres noches, poniendo en escena la primera, el drama en dos actos titulado “De potencia a potencia” y “El corazón de un baturro”; en la segunda, “Amor de madre”, “La sota de bastos” y “La carabina de Ambrosio”, y en la tercera, “El hilo de la portera”, “Magdalena” y “El oro y el moro”.

El éxito alcanzado por las referidas artistas que integran el interesante y selecto espectáculo, que acaudilla la citada profesora señora Serrate, y en el que figuran las simpatiquísimas jóvenes Luciana, Catalina y Benedicta Milla, fue resonante y el público correspondió llenando la sala del teatro las tres noches.

Las veladas teatrales eran amenizadas por una acertadísima orquesta, compuesta por las mismas artistas y dirigida por la maestra Serrate. (El Corresponsal) Joaquín Gracia.

© Rodolfo Lacal Pérez

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